10 noviembre 2008

Masa embrujada

Y bien, ¿qué la pasa la gente? ¿qué hilos invisibles los mueve hacia el logro de objetivos comunes?

En agosto pasado vi un rato la ceremonia de inauguración de los olímpicos chinos. Aburridas como suelen ser, porque uno no está en el estadio para aturdirse con el sonido en vivo y perder y recuperar la vista a intervalos, es llamativo que hay cientos de personas (miles) en sencillas coreografías que son complicadas por las dimensiones y porque la escenografía magnifica las cosas.

¿Por qué danzan juntos, al unísono, todos? ¿por qué quieren aparecer ahí, masa mayúscula, masa humana, masa y masa? El líder que logra eso demuestra el poder misterioso de su influencia.

Millares van a la guerra y se matan. ¡Y algunos quieren hacerlo! Líder, ¿qué les diste? ¿qué embrujos secretos conjuraste, que discurso seductor pronunciaste, qué?

Muchos danzan, muchos combaten, muchos edifican, muchos protestan. Nos encanta que uno mande, que nos diga el camino, porque así no hay extravío. Y aunque lo haya y lo adivinemos, basta con que él sepa más y mire el futuro con el cinismo que quisiéramos, tratándonos paternalmente.

Claro que aborrezco los movimientos homogenizadores y la pretensión de uniformarme. Prefiero sentirme desprotegido, que me caiga confianzuda la lluvia por no andar bajo el paraguas del líder impecable. Quiero más la libertad de mis tripas y mi encéfalo que tener calor prestado en la epidermis.

Pero no debo pasarme de listo, porque hay organizaciones de masas que buscan aires democráticos y críticos. Y además, es imprescindible estar organizados. Y alguien debe tomar las decisiones últimas. Me gusta la idea de una orquesta, en la que todos tocan a conciencia, no dos o tres compaces tras el director, sino a la par de él.

Hay un liderazgo bueno, se ve. El otro es una lepra.

4 comentarios:

Yeya dijo...

Pero a veces los líderes no pueden imitar al que los dirige.
Me gusta la idea de poder estar a unisono, pero aún nuestra cultura nos limita a pensar igualemnte en tener un objetivo, ¿qué hacer? por lo menos los orientales pueden hacer sus coreografias igualmente y nosotros ni eso, y esque la masa que realmente queremos seguir al maestro es poca.

Yeya dijo...

uvas uvas uvas VERDEEEEEESSS...:D

figne alberto dijo...

mm, fíjate que sí, Yey, no había pensado en eso; al menos algunos logran la armonía. y aunque no sé si quisiera pagar el sacrificio de mi libertad de ser diferente en aras de sincronizarme en el escenario, supongo que a veces se hace obligado.

ah, ricas las uvas, ¿verdad? jiji

Zaraí dijo...

masas y más masas ke solo llegan a confundirnos y que esconden a los líderes, y si no los conocemos del todo bien, los perdemos o lo perdemos de vista.
Estoy de acuerdo contigo Yeya.