19 marzo 2009

Rico dolor de ser persona

“Yo mismo concuerdo con Kurzweil en tres puntos principales. Primeramente, que cualesquiera que sean las cualidades purificadores o ennoblecedoras que pudiera tener el sufrimiento, esas cualidades son sobrepasadas por la jodidez fundamental del sufrimiento. Si yo pudiera con presionar un botón liberar al mundo de la soledad, la enfermedad y la muerte –con el inconveniente de que la vida podría volverse banal sin la gracia de la tragedia- probablemente dudaría unos cinco segundos antes de hacerlo. Como dijo Tevye de la ‘maldición’ de la riqueza: ‘quiera el Señor herirme con esa maldición ¡y que nunca me recupere!’” Scott Aaronson

Pero, ¿es que es verdad que estamos tan cerca de lograrlo? El optimismo tecnológico es tan cierto; no, no suena a voz de sirena, no puede ser ¡ni modo que seamos tan ingenuos para dejarnos engañar! Anda, de allá viene el llamado, ¡rememos!

Y supongamos que alcanzar la plenitud, vencer la enfermedad y la muerte nos costara el alma, la esencia humana (tomo el pensamiento de la cita inicial); es decir, que tener vida eterna implicara anular todo drama posible, las pasiones de todo calibre y hasta las dudas, el sarcasmo, los sueños imposibles (claro, si nada fuera imposible). ¿Estaríamos dispuestos?

¿Qué clase de cuentos y canciones, por ejemplo, produciría una raza insensible, sabedora que no hay error posible cuando se tienen por anticipado todas las soluciones?

Entonces, mejor conservamos el dolor. O ¿habrá otra fórmula?

3 comentarios:

meruchinas dijo...

Entonces para qué pensar en el cielo, aquí estamos mejor, ¿no? ja

Yirehka dijo...

Creo que no se refiere en cosa alguna al cielo, puesto que no sabemos cómo es allá, mas bien que nosotros buscamos esa "idea" de cielo aquí, cosa que sería lo que nos llevaría a lo que se menciona en el escrito.

figne alberto dijo...

la pregunta sigue en el aire: ¿estarías dispuesta/o a hacer el trueque de tus pasiones a cambio de certidumbre eterna?... en este mundo (¿o en cualqier mundo posible?)