Las ideas son piedras arrojadas al lago de la mente. No se han insinuado siquiera las primeras ondas cuando ya corro a sacar las palabras de emergencia, siempre en guardia tras el cristal que dice: “rómpase en caso de provocaciones, retos de toda laya, neuronas afrentadas o alma que se leuda”.
Me revive liberar palabras, para congelar con ellas esas ondas divertidas.
Propongo un nuevo uso para la piedra de la filosofía: paladear el mero acto de pensar, sin preocuparse en lo más mínimo si las respuestas llegarán temprano o tarde o nunca.
¡Que comience la fiesta de piedras!
3 comentarios:
ahi le va una: el uso de la corbata? oh pero ya no tiene ese problema en tan bella escuela o si?
aunque no tuviera el problema, que nunca lo he tenido en ninguna parte, igual lanzaría los buscapiés de provocaciones, jiji
te la devuelvo: ¿qué onda con las faldas en la biblio?
aunque ya no tengo ese problema aquí, no me molestaba lanzar las piedras a diestra y siniestra, la cosa se pone dificil cuando las piedras son lanzadas a gente con cabezas tan duras que ni siquiera sienten un pequeño toque.
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